El Pilates desde el enfoque de la consciencia
El Pilates nace de la fusión de ejercicios de gimnasia, de traumatología (rehabilitación) y de yoga.
Objetivos: la fuerza, la flexibilidad y la agilidad.
En su vertiente mental se plasma en la combinación del ejercicio dinámico con el control mental, la respiración y la relajación.
El creador de este sistema de entrenamiento, J. H. Pilates, lo bautizó inicialmente como 'Contrología' (Contrology) en un intento de enfatizar el uso de la mente para controlar el cuerpo, buscando el equilibrio y la unidad entre ambos.
En la práctica del Pilates, se descubren etapas de interiorización de los objetivos que describiremos más adelante.
Las etapas que hemos mencionado son de gran importancia a la hora de asentar los avances y tienen como claves:
1. La dificultad relativa del ejercicio
Un ejercicio cualquiera no presenta ninguna dificultad aparente hasta que descubres que en un día como hoy, por ejemplo, tu cuerpo está "torcido". Te planteas entonces resituar tu cuerpo de forma intencionada y deliberada para colocar tu columna recta. ¿Por qué "estás torcid@" justamente hoy? Ayer realizaste este mismo ejercicio y te salía a la perfección ...
Hay ejercicios que resultan mucho más complicados según el día de la semana en que te encuentres, o que específicamente te resulta peliagudo realizar pero que tu compañero de al lado realiza sumamente fácil. ¿Por qué? La respuesta viene siempre de tu interior. A medida que vas avanzando en el Pilates descubrirás músculos de los que ni siquiera tenías constancia de su existencia y empiezas a "sentirlos", a "tomar el control" sobre ellos de alguna forma (aunque sea solo para relajarlos o destensionarlos).
2. La sincronización de la respiración
En Pilates se inspira por la nariz y se expira por la boca. Sincronizar la respiración con el movimiento es básico para poder obtener los resultados deseados, pero cuando la mente focaliza en la ejecución correcta del ejercicio, y en suma en la correcta combinación de fuerza muscular necesaria para marcar una cadencia, una harmonía y diseño del movimiento, la respiración suele perderse por el camino.
Volver a retomar el control de la respiración es un hábito que necesita su tiempo para instalarse. La respiración te conduce directamente hacia tu interior. Sin la respiración adecuada el ejercicio no puede mantenerse en el tiempo, el punto de relajación que debes alcanzar se pierde y tu cuerpo sufre.
3. La toma de consciencia de lo que no encaja correctamente a la hora de ejecutar el ejercicio
En Pilates también es básico trabajar desde el centro de energía (o centro de control) que para esta disciplina se sitúa en la parte inferior del tronco. Su situación física, y su función como origen y motor de todo movimiento corporal, coinciden en gran medida con el dantian (campo de cinabrio) de la medicina china tradicional, qigong o taichí.
Mantener el foco energético en ese centro es tan importante como mantener el resto del cuerpo relajado cuando se está trabajando una zona determinada. Es de lo más común acudir a una tensión muscular en las cervicales, por ejemplo, cuando se está trabajando las piernas, o se tire de psoas cuando este músculo debiera estar relajado. Descubrir la tensión de otras partes del cuerpo o músculos que no tienen nada que ver con el ejercicio es al pan nuestro de la práctica del Pilates. Saber reconocerlo es un gran avance. El trabajo del monitor o instructor es esencial porque muchas veces pasará desapercibido para el practicante (sobre todo cuando sé es un novato).
4. La toma de consciencia de tu propia limitación
Ejecutar el ejercicio describiendo correctamente el movimiento, respirando sincronizadamente, extrayendo la fuerza desde el centro y aplicando la tensión justa al requerir el esfuerzo adecuado de los músculos involucrados y sólo de esos músculos, tener la mente centrada en el presente, trabajar de forma relajada y compaginada, no son los objetivos del ejercicio sino las premisas de una práctica adecuada del Pilates.
Aceptar tus propias limitaciones, tanto físicas como mentales, pasa por identificar los puntos de desarmonía, los bloqueos más o menos recursivos o recurrentes, la correcta evaluación de tu "voluntómetro" en ese día. Todo esto es importante porque no has de olvidar que la práctica debe ser "agradable" y "amable" contigo mism@ o acabarás dejándolo.
5. La adecuación y subyugación de la mente a una realidad personal
Tan pronto como la mente encuentra un obstáculo o un reto que supone salir de su zona de comodidad va a inventar mil y una forma de incitarnos a "tirar la toalla".
A la mente no le gusta reconocer sus propias limitaciones. El camino del autoconocimiento es un camino no apto para todos los estados mentales, es un cambio de estado mental en sí mismo. La mente intenta disfrazar la realidad personal para evitarnos el sufrimiento, pero la práctica del Pilates, como el yoga, el taichi, ... implica en su correcto desarrollo una toma de conciencia que inevitablemente destapará los máscaras.
6. La autosuperación
Es fantástico descubrir y constatar los avances hechos, ver tu cuerpo fluir con el movimiento, sentirte más alto, más flexible, resentir la harmonía entre tu mente y tu cuerpo, dejar atrás tanta mochila y rigidez, ...
El 'Pilates con aparatos' se realiza, como su nombre lo indica, con la ayuda de varios aparatos específicamente diseñados.
El reformador o refomer (especie de cama deslizante con cuerdas y muelles), el trapecio o cadillac (especie de cama con una estructura de acero sobre cuelgan cuerdas y poleas), la silla (especie de silla con pedales sujetos mediante muelles y apoyos laterales), el barril (estructura con forma de semicírculo, usado específicamente para estirar la columna vertebral) son algunas de las herramientas de trabajo del Pilates con aparatos.
En el 'Pilates en el suelo' se utilizan otras herramientas como una colchoneta, el aro o círculo mágico (aro flexible con dos agarres enfrentados para trabajar los tobillos, las rodillas o las manos), la banda elástica, la pelota (de un metro de diámetro para trabajar la flexibilidad de la columna vertebral), el bosu (semiesfera rellena de aire y montada sobre una plancha de plástico), tabla de salto, tabla de extensión, cajón, mancuernas, ...
Las máquinas son un facilitador, un asistente no humano, para introducirse en los movimientos del Pilates de una forma más guiada. Es así más "fácil" y "rápido" obtener resultados con el Pilates con aparatos, pues es una ayuda a la hora de corregir las malas posturas, las inercias del cuerpo, la falta de resistencia que implica trabajar en solitario. También es cierto que los aparatos son más "suaves" o menos "agresivos" con el cuerpo de un principiante.
El nivel de exigencia y de esfuerzo son altos, en ambos casos. El precio de las sesiones de Pilates con aparatos es superior.