Cuando abrimos los ojos en la mañana, el sueño de la noche se disuelve y decimos, "- fue sólo un sueño, no fue real". Pero tuvo que haber algo real en el sueño o de lo contrario no habría podido suceder.
Cuando se aproxima la muerte, podemos mirar hacia atrás y preguntarnos si la vida fue apenas otro sueño.
Ahora mismo, si recuerdas las vacaciones del año pasado o el drama de ayer, podrás ver que son muy parecidos al sueño de anoche.
Está el sueño y también el soñador del sueño. El sueño es un juego breve de las formas. Es el mundo: real en términos relativos pero no absolutos.
Y está el soñador, la realidad absoluta en la cual van y vienen las formas. El soñador no es la persona, la persona es parte del sueño.
El soñador es el substrato en el cual aparece el sueño, la dimensión atemporal detrás del tiempo, la conciencia que vive en la forma y está detrás de ella.
El soñador es la conciencia misma, es lo que somos.
Nuestro propósito ahora es despertarnos en el sueño.
Cuando estamos despiertos en el sueño, el drama creado en la tierra por el ego llega a su fin y aparece un sueño más benigno y maravilloso.
Extracto de "Una nueva tierra" Eckhart Tolle