Cuando todo esté oscuro y el miedo se quiera imponer, que tu corazón sea tu faro para iluminar tu interior y tengas valor para esperar lo mejor.
Cuando todos te hagan dudar y estés a punto de claudicar, cree en ti y en el poder que te creó, para poder continuar.
Cuando estés triste y tu ánimo empiece a declinar, activa tu poder con la fuerza de una sonrisa, para saber que todo lo puedes lograr.
Cuando metas la mano en tu bolsillo y lo encuentres vacío, utiliza todos tus recursos (cuerpo, mente y espíritu) para volverlo a llenar.
Cuando estés aburrid@ y sientas que tu vida no tiene sentido, sal a la calle; hay muchas bocas que alimentar, muchos corazones que alegrar y muchas obras por realizar.
Cuando te caigas una vez, y te vuelvas a caer, aprende de tus errores y vuélvete a levantar.
Cuando estés tentado a culpar a los demás por tu triste situación, recuerda que tú has sido el arquitecto de tu propio destino, y que cada decisión que has tomado se ha convertido en un ladrillo de tu construcción.
Cuando te sientas ignorante, entiende que todos nacemos sin saber, pero siempre nos podemos cultivar y aprender para transformar.
Cuando tu relación de pareja no funcione y te sientas tentado a culpar, sé sincero y reconoce tu manera de actuar. Nunca hay un culpable, siempre hay dos responsables.
Cuando te sientas solo y tengas la idea de que a nadie le importas, cuenta tus recursos y capacidades, y recuerda que quien te los dio, habita en tu interior.
Si en tu vida hay algún tipo de carencia material, no reniegues, mejor pregúntate ¿A quién tengo que perdonar, sino a mi mism@?
Cuando amanezca, sonríe, y recuerda que cada amanecer es una oportunidad para renacer, dejar el pasado atrás y vivir intensamente el regalo del maravilloso presente.
Cuando llegue la noche, sonríe y da gracias por el día vivido y siente la satisfacción de la obra realizada.
Bendícelo todo y ten la certeza de que viene un mañana mejor.
Texto original: radiocentro1030.mx
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