Aparecen sin pedir permiso, sin avisar, sin ser bienvenidos. Te acechan, te desgastan, te obligan a pensar en 'lo prohibido'.
Como sombras en la noche, se cuelan en tu mente sin pudor. No te dejan en paz, no respetan tu intimidad ni tu amor.
Un pensamiento intrusivo es cualquiera que aparezca en tu mente de forma aleatoria, sin ser convocado, solicitado, deseado.
Típicamente, un pensamiento intrusivo negativo es del estilo: "¿Qué tal si utilizo este martillo para golpear ...?" "¿Qué tal si me salto la mediana de la autopista y ...?" "¿Y si me aparece un tiburón en la bañera ...?"
Los pensamientos intrusivos pueden crecer y desarrollarse, generar culpa, estrés, ..., hasta crear problemas de salud mental como el TOC o trastorno obsesivo-compulsivo (tocar, contar o verificar repetidamente, ...) o, incluso, la ansiedad social (cuestionarse constantemente sobre qué pensarán de ti).
El efecto sobre tu comportamiento se hace palpable cuando te ves cambiando tus planes o rutinas porque eres presa de un sentimiento de pánico ante la posibilidad de haber dejado los fuegos de la cocina encendidos o la puerta de tu casa abierta, por poner un ejemplo.
Recuerda que nada puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos. De ahí la importancia de aprender a desechar todo lo que nazca del miedo o que carezca de coherencia con tus propios valores.
Los pensamientos intrusivos son parte de la condición humana y la inspiración o las ideas apropiadas para la resolución de problemas 'entran por la misma puerta'; no obstante, la respuesta a los pensamientos negativos es diferente de una persona a otra, por su equipaje emocional, sus creencias o su estado anímico.
Todo el mundo tiene pensamientos intrusivos, solo que en periodos de estrés simplemente se notan más.
Pero los pensamientos no deseados repetitivos son característicos de ciertas alteraciones mentales, desde el Trastorno por estrés postraumático (TEPT) y los trastornos alimentarios hasta la esquizofrenia.
Los pensamientos intrusivos también pueden estar relacionados con enfermedades como el cáncer, por miedo a una posible recaída. Los brotes infecciosos (epidemias, ...), por ejemplo, aumentan temporalmente los pensamientos intrusivos sobre enfermedades, virus y bacterias.
Esforzarte demasiado por deshacerte de ellos, en lugar de simplemente aceptarlos e ignorarlos, puede conducirte a desarrollar obsesiones o pensamientos intrusivos más angustiosos.
Por otra parte, ten en cuenta que el inicio abrupto de los síntomas del TOC en los niños puede ser el resultado de una infección bacteriana o viral (estreptococo, ...).
Debes ser consciente de que tienes un control completo sobre lo que eliges pensar, es decir sobre los pensamientos sobre los que eliges poner tu foco, tu energía, y, por supuesto, sobre lo que eliges hacer. Toda la diferencia radica entonces en cómo respondes a los pensamientos intrusivos, no en si los tienes o con qué frecuencia te das cuenta de ellos.
Texto original bbc.com
Tu libertad reside en tu elección. El ruido de fondo solo es eso, ruido.
A medida que desarrollas tu conexión álmica, tu presencia, se hace más evidente que los pensamientos intrusivos no son tuyos, por tanto, se vuelven más vaporosos; mientras en el resto de tus pensamientos hay más luz, más esperanza, más serenidad.
¿Cómo sería rehusar a ser intimidad@ por el peligro aparente, cualquiera que sea, y poner tu confianza en el amor, en tu divinidad?
¿Qué te parece empezar por identificar tu 'zona segura', donde solo los pensamientos de amor y felicidad pueden resonar con tu Ser?
Desencripta tu mente, descodifica tu realidad.
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