Las personas controladoras rara vez saben que lo son.
Crees sinceramente que estás ayudando a los demás.
En realidad vives mucho estrés.
Los' pensamientos borrascosos' abundan en tu mundo: "Si no recibes tal contrato, te van a despedir". "Si no estás en casa antes de tal hora, eres un mal p/madre". "Si no recibes ese aumento, es que no eres buen@ en tu trabajo o que no te valoran". Todos estos pensamientos pueden ser ciertos, pero probablemente no lo son.
En lugar de hacer frente a tu propio pensamiento irracional y convertirlo en un pensamiento más realista, intentas controlar la situación, generalmente tratando de controlar a otras personas.
Once señales que te ayudarán a descubrir cómo se manifiesta tu 'afán de control':
- Crees que si alguien cambiara una o dos cosas de su forma de ser, serías más feliz. Así que tratas de 'ayudar a cambiar' ese comportamiento indeseado ajeno señalándolo con el dedo, por lo general una y otra vez.
- Microgestionas a los demás para hacerles encajar en tus expectativas, a menudo poco realistas.
- No crees en la imperfección y no crees que nadie deba aceptarla.
- Juzgas el comportamiento de otros como correcto o incorrecto y retienes la atención de 'forma pasiva-agresiva'(1) hasta que encajan con tus expectativas. Resguardarse en el 'juicio silencioso' es una forma maestra de control.
- Ofreces la 'crítica constructiva' como un intento velado de hacer avanzar en tu propia agenda.
- ambias quién eres o lo que crees para que alguien te acepte, en lugar de simplemente ser tú mism@.
- Sin a penas ser consciente sueles presentar el peor de los escenarios posibles en tus argumentaciones en un intento de influir en los demás.
- Lo pasas mal con la ambigüedad y te incomoda no saber sobre algo.
- Intervienes a favor de las personas al tratar de explicar o desestimar su comportamiento para con los demás.
- Crees que si se puede cambiar el comportamiento indeseable de otra persona, entonces serías más feliz o más plen@.
- Haces a otra persona responsable de cómo te sientes.
Tu vehemente deseo de control sobre los demás no es realmente una expresión de poder sino más bien un modo de responder a una sensación innata de desamparo.
A menudo sientes la necesidad de hacer valer tu poder sobre los demás, o te sientes juzgad@ por algo o por alguien fuera de ti. En ambos casos esta experiencia se relaciona con el hecho de que crees que no eres plenamente capaz de experimentar y poseer tu propio poder personal o de canalizarlo constructivamente.
¿Has pensado alguna vez que en lugar de intentar controlar a los demás, puedes intentar transformar tu vida en una experiencia más amable?
Siete sugerencias:
- Permítete ser vulnerable delante de la gente.
- No comprometas tu dignidad mediante la alteración de tus creencias básicas.
- Se realista con tus expectativas acerca de los demás.
- Deja la 'actitud pasiva-agresiva'(1) y prefiere ser direct@ y sincer@ con los demás.
- Acepta que una gran parte de la vida está gobernada por variables incógnitas.
- No huyas de la confrontación, ya que a veces es la única opción y es necesaria.
- Asume la responsabilidad de tu propia felicidad y solo de tu felicidad.
Probablemente si 'trabajas' en tu propio ser, en lugar de tratar de controlar a los demás, tengas relaciones más sanas en tu vida.
Texto original: INC
(1) El patrón pasivo-agresivo es expresar indirectamente los sentimientos negativos en lugar de referirse a ellos abiertamente: Dices una cosa y haces otra.
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