En las venas se gesta una oscura maldición, susurros tenebrosos que se aferran a tu ser. El fluir vital se estrecha, oprimido por un exceso insidioso. Sientes el peso en cada latido, en cada aliento entrecortado. Los límites se difuminan, mientras una silenciosa amenaza te envuelve.
📋 El colesterol está vinculado a la sangre, que a su vez es símbolo de la 'alegría de vivir'.
El colesterol procede de los alimentos, se sintetiza en el hígado, lubrifica los vasos sanguíneos, alimenta el sistema nervioso y lo mantiene equilibrado. Su función normal es impedir el desgaste prematuro de los vasos sanguíneos, pero si está presente en exceso se deposita y reduce progresivamente el diámetro de los vasos sanguíneos. Esto último sucede porque has perdido la alegría de vivir.
Para tus adentros, crees que no mereces ser feliz y en consecuencia la alegría (la sangre) circula mal.
Algunos acontecimientos pueden provocar una subida del 'colesterol malo'. Por ejemplo, perder de vista a tus amigos o compañeros tras una mudanza o una jubilación. O con la pérdida de un ser querido o un animal de compañía, a quien amabas sinceramente y que te aportaba alegría, amor, consuelo, compañía, ...
A la larga tu cuerpo podría desarrollar una diabetes vinculada a una tristeza profunda; pero en tu caso tu cuerpo ha interpretado el suceso como una carencia de alegría de vivir y ha provocado un pico de colesterol.
También puede darse el caso de que estés intentando realizar un proyecto o llevar a cabo algo a lo que tienes mucho cariño, pero que no consigas recibir ayuda de nadie. Te sientas abandonad@ y esto te está afectando mucho. Si dejas que esta sensación se arraigue en ti y se solidifique, podría algún día desembocar en un infarto de miocardio.
Cuando disminuye la alegría, es como si sintieras menos el amor en ti, por eso la carencia de alegría podría a la larga afectar tu corazón.
Ten presente que tu alimentación puede dejar traslucir tus patrones mentales, así, los alimentos que contienen mucho colesterol (carnes y productos lácteos) representan cierta satisfacción egoísta de tus apetitos. Es una ilusión creer que le das un gustazo a tu cuerpo. Puede incluso que contemples la vida de un modo 'demasiado egocéntrico'.
¿Qué te parece empezar por aceptar el cambio que permita dejar fluir la alegría en ti? Volver a ser un/a niñ@ y redescubrir la belleza de la vida.
¿Cómo sería neutralizar tu miedo a la felicidad y aceptar que esta forme parte de tu vida? Desde la reconexión con tu Ser interior.
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